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Inteligencia emocional y liderazgo: cómo ser un buen líder

La inteligencia emocional y el liderazgo están estrechamente ligados para conseguir llegar a ser un buen líder. Son dos características fundamentales que cualquier jefe de equipo o directivo de una empresa debe tener. Se trata de la capacidad que posee una persona para comprender y manejar sus emociones de manera que estas no perjudiquen sus objetivos profesionales.

El liderazgo implica conocer las propias emociones y saber qué significa cada una de ellas para tener la capacidad de entender cómo pueden impactar en la jornada diaria y poder así controlarlas. Asimismo, un líder debe presentar determinadas cualidades que serán la clave para distinguir uno bueno de uno malo.

Además de tener formación, es necesario que un buen líder tenga las características emocionales que se mencionan a continuación. Si no es inteligente emocionalmente, no logrará motivar a su equipo. Por lo tanto, podemos afirmar que hay una estrecha relación entre inteligencia emocional, formación y liderazgo.

El secreto de un buen liderazgo radica en la inteligencia emocional

Para llegar a ser un buen líder hay que dominar diversos aspectos relacionados con el desarrollo de la inteligencia emocional. El autoconocimiento y el autocontrol son dos de los principales, y pasan por un trabajo previo de introspección por parte del líder. Estos se completan con la motivación, la empatía y las habilidades sociales. De todo ello hablamos en las siguientes líneas.

1. Autoconocimiento

Es muy importante y necesario conocerse primero a uno mismo. Cuanto mejor se conozca una persona a sí misma, mejor sabrá cómo actuar en los momentos críticos o de estrés, y reaccionará de manera más efectiva.

Además, el autoconocimiento ayuda a explotar al máximo las demás cualidades en cualquier situación que se presente y estar motivado para poder animar al resto de trabajadores. Conocerse a uno mismo incluso ayuda a analizar y entender más profundamente los sentimientos de los demás, por lo que se trabaja también la empatía.

El psicólogo estadounidense David McClelland analizó en 1998 a más de 30 organizaciones, llegando a la conclusión de que aquellas que poseían competencias en inteligencia emocional habían superado entre un 15% y un 20% sus objetivos anuales de ingresos.

El secreto de un buen liderazgo radica en la inteligencia emocional

2. Autocontrol de las emociones

Las emociones se rigen por impulsos biológicos, por lo que se debe aprender a manejarlas y gestionarlas. Este autocontrol ayuda a las personas a no ser prisioneras de sus sentimientos. Por ejemplo, si un ejecutivo se enfrenta al fracaso de su equipo, no reacciona con frustración e ira, sino que debe saber enfrentar la situación con calma para poder gestionarla correctamente.

Por lo tanto, un líder no se deja guiar por sus emociones, sino que reflexiona sobre las razones, expone las consecuencias y presenta un análisis del problema y una solución conveniente.

3. Motivación

Quienes poseen potencial para ser líderes tienen la capacidad de motivarse por un objetivo: tener logros. El hecho de alcanzar logros les motiva y los impulsa por una razón: la pasión por su trabajo. Normalmente, estas personas buscan los desafíos creativos, la constante formación y el orgullo de un trabajo bien realizado. Por lo tanto, emplean su energía en hacer mejor las cosas y crecer profesionalmente.

Las emociones se rigen por impulsos biológicos, por lo que un buen líder debe aprender a manejarlas y gestionarlas

Estar motivado es la clave para poder animar a los demás trabajadores. Y si los empleados están felices y motivados con su puesto de trabajo, los resultados serán mucho mejores. Por lo tanto, es el líder quien tiene la llave para animar a los demás integrantes de la empresa, gracias a su capacidad motivadora.

4. Empatía

De todas las cualidades que se integran en la inteligencia emocional esta es la más reconocible. La empatía es la capacidad que tiene alguien de ponerse en el lugar o situación de otra persona

Para el liderazgo, esta cualidad no significa adueñarse de las emociones ajenas y complacer a los demás, sino considerar las emociones y sentimientos de sus empleados para tomar decisiones correctas. Una escucha activa ayudará a que los empleados trabajen mejor y a generar confianza en la compañía.

5. Habilidades sociales

Cuando se habla de habilidades sociales, no solo hay que referirse a ser amistoso. Se trata de conducir a las personas hacia un objetivo común y hacia la dirección que se desee. Normalmente, quienes poseen esta característica, suelen despertar simpatía en los demás y tienen un amplio círculo de conocidos. Esta red de conocidos es muy beneficiosa, y puede ser de gran ayuda en multitud de situaciones.

En resumen, que un líder sea emocionalmente inteligente implica que puede mantener el control de las situaciones de estrés, por lo que no se deja llevar por él, sino que puede analizar esas situaciones estresantes con calma para resolverlas de una manera más eficiente y rápida. De este modo puede practicar el estilo de liderazgo positivo y utilizarlo con éxito.

Además, debe estar motivado para así motivar a sus trabajadores, y debe contar con habilidades sociales. Es por este motivo por el que se considera a este tipo de líderes especialmente positivos para las empresas, los entornos de trabajo y sus empleados.

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