Recién finalizada la conferencia sobre calentamiento global de la ONU celebrada en Glasgow -COP 26-, las conclusiones no se han hecho esperar: es más que necesario seguir aumentando los planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero y lograr alcanzar así, realmente, un futuro de cero emisiones netas. Un desafío más que inminente para todo tipo de sectores y empresas, ante el que industrias tan importantes como la de la gestión de activos están trabajando intensamente, con la inversión sostenible como base principal.
Ya lo resaltó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) en agosto de 2021: si las emisiones no se recortan de forma rápida e inmediata, pronto será imposible impedir que en 2100 el planeta se caliente 1,5 o incluso 2 grados por encima de los niveles preindustriales.
Si las emisiones no se recortan de forma rápida e inmediata, pronto será imposible impedir que en 2100 el planeta se caliente 1,5 o incluso 2 grados
Ante este contexto, analistas como los de Fidelity International creen que «actualmente la neutralidad en emisiones presenta para las empresas más oportunidades que riesgos, principalmente entre los actores más pequeños, que podrían convertirse en los gigantes del cambio climático del mañana». No obstante, insisten, «todas las empresas necesitarán innovación para descarbonizarse si quieren sobrevivir y crecer».
¿El problema? El camino que lleva hasta la neutralidad en emisiones de carbono no es sencillo. Así lo reconocen un gran número de expertos, y es por ello por lo que avanzar en políticas de inversión sostenible en torno al cambio climático se postula, cada vez más, como una clave estratégica.
En opinión de Jenn-Hui Tan, Responsable Global de Supervisión e Inversión Sostenible de Fidelity International, «integrar la gestión de los riesgos climáticos y la aceleración de la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono en los procesos de inversión y administración responsable, será eficaz a la hora de mitigar los riesgos relacionados con el clima y reducir las emisiones reales dentro de una relación de colaboración con los clientes que nos confían sus capitales y las empresas en las que invertimos».
Integrar la gestión de los riesgos climáticos en los procesos de inversión y administración responsable será eficaz
Y es que tal y como aseguran desde la reputada compañía de gestión de activos y fondos -comprometida a reducir a la mitad las emisiones de su cartera de inversiones para 2030-, «nuestro deber fiduciario es proteger y elevar los capitales que gestionamos, y en el contexto del cambio climático eso significa comprender los riesgos principales y sus posibles repercusiones en las inversiones que realizamos, y asegurarnos de que los emisores de valores integran dichos riesgos en sus decisiones empresariales».
Qué duda cabe de que la implementación de calificaciones de sostenibilidad con el fin de evaluar la trayectoria de una compañía en cuestiones ambientales, sociales y de buen gobierno ha significado un avance sin precedentes en el mundo de la inversión sostenible de los últimos años. De hecho, según los analistas, a día de hoy, que la comunidad inversora evalúe la calidad verde es casi o igual de importante como hacerlo sobre la propia calidad crediticia.
Según los expertos, que la comunidad inversora evalúe la calidad verde es casi o igual de importante como el hecho de hacerlo sobre la propia calidad crediticia
Sin embargo, compañías como la propia Fidelity International, en su camino por alcanzar las cero emisiones netas en todas sus carteras, han dado un paso más al frente integrando en sus análisis la Calificación Climática. El objetivo no es otro que evaluar qué empresas se encuentran en la mejor posición para hacer la transición hacia la neutralidad o poseen una trayectoria de transición positiva, trabajando sobre dimensiones como las metas en materia de neutralidad de emisiones, el marco rector para el cambio climático o la asignación de capitales a la transición«.
En palabras de Jenn-Hui Tan, «se trata de poner los fondos de inversión rumbo a la neutralidad en 2050, comenzando con aquellos que promueven características medioambientales o sociales y los que poseen un objetivo de inversión sostenible».
En toda esta encrucijada, cada vez más expertos coinciden en asegurar que la apuesta por un diálogo enfocado en la transición climática es hoy una cuestión más que prioritaria. Más si cabe, si tenemos en cuenta que la combustión del carbón para generar electricidad es la mayor fuente de emisiones relacionadas con la energía (casi el 40% en 2019) y contribuye decisivamente al calentamiento global.
En este sentido, los analistas de la propia Fidelity International inciden en la importancia de AYUDAR a las empresas a abandonar negocios con altas emisiones dentro de un marco claro y empírico, en sintonía con el escenario “cero emisiones netas en 2050” de la Agencia Internacional de la Energía.
La desinversión y la exclusión de aquellas compañías que no cumplan con los requisitos climáticos pueden traer consigo consecuencias inesperadas
De hecho, según el expertise de la gestora de fondos, «la desinversión y la exclusión de aquellas compañías que no cumplan con los requisitos climáticos y no progresen hacia su descarbonización pueden traer consigo consecuencias inesperadas, pues, por ejemplo, los activos de altas emisiones pueden terminar en manos de quienes solo piensan en el beneficio».
No hay tiempo que perder. La apuesta por la inversión sostenible y la transición hacia un futuro de cero emisiones neutras debe evolucionar al mismo ritmo que los esfuerzos para mitigar el cambio climático se tornen más específicos y urgentes. Y el papel del mercado inversor aquí, es crucial.
