En los últimos años, la jornada laboral de 4 días se ha convertido en una demanda creciente en España. Tras algunos casos exitosos como el de Software Del Sol, el debate se trasladó en 2020 al plano político, aunque de momento sin concretarse en una legislación específica. En otros países como Bélgica, Islandia, Escocia y Suecia parece que la reducción de la semana laboral ha tenido más éxito. De hecho, se trata de una tendencia que se ha extendido a algunas empresas de Francia, Alemania, Suiza, Nueva Zelanda o Japón. Uno de los casos más conocidos es Microsoft, que ya ha experimentado con la jornada laboral de 4 días.
En este contexto, España se queda algo atrás en esta propuesta sobre la jornada laboral de 4 días. Salvo algunas excepciones, es la Comunidad Valenciana la primera región española que pretende impulsar un experimento de este tipo para este año. De hecho, albergará la primera cumbre mundial para debatir sobre la jornada laboral de 4 días. Ya desde 2020, la Conselleria de Economía Sostenible, Comercio y Trabajo valenciana incluyó en los Presupuestos de la Generalitat unos 4 millones de euros destinados a subvencionar a empresas que redujeran la jornada laboral. Su propuesta era de 32 horas semanales, pero con la condición de no bajar el sueldo a los empleados.
La Comunidad Valenciana es la primera región española que pretende impulsar la jornada laboral de 4 días. Su propuesta: 32 horas semanales sin reducción de sueldo
Esto ha sido objeto de debate en varias jornadas de expertos, sociólogos, sindicatos y patronal. En el caso de las empresas, la postura parece clara: si se adoptase la jornada laboral de 4 días, habría que compensar esas horas perdidas. Por ejemplo, las grandes consultoras españolas ya han expuesto su intención de adoptar jornadas de 12 horas. Hay incluso quienes abogan por 14. Pero las cuentas no cuadran: pasar de 40 horas semanales a 48 o 56 va en contra del espíritu de la propuesta, precisamente pensada para potenciar la conciliación y la flexibilidad. Además, así entraríamos a formar parte de esa lista de países con las jornadas laborales más largas.
En cualquier caso, hay que analizar también cuál es la situación del sector empresarial en España, ya que hay diferencias con otros países. Para empezar, nuestro calendario laboral está organizado de lunes a viernes y con fines de semana de dos días, por lo que la mayor parte de las empresas dedicadas a la producción (fábricas, bancos, oficinas, etc.) abren entre semana. Y al contrario: los fines de semana la mayoría de las compañías que trabajan son del sector servicios (cines, comercios, periódicos, etc.). Todo ello sin contar con que habría que distinguir también los empleos de lunes a domingo con días libres rotativos que no tienen por qué coincidir con los fines de semana.
Hay sectores productivos que tendrían más facilidad que otros para implementar la jornada laboral de 4 días
Lo que parece claro es que la mayoría de los empleados están a favor de la jornada laboral de 4 días. Pero habría que preguntarse varias cosas, como por ejemplo: ¿pueden soportar las empresas este cambio?, ¿estaría dispuesto el empleado a bajar su sueldo trabajando un día menos? Sobre esta última pregunta, recientemente se realizaba una encuesta a través de LinkedIn, y la mayoría de los participante se negaron.
No ocurre lo mismo si se ofreciera el mismo sueldo. Los beneficios de trabajar menos horas cada semana cobrando lo mismo son notables: el poder adquisitivo del empleado no disminuiría y podría seguir consumiendo y haciendo frente a sus obligaciones financieras. Presumiblemente, también existiría una mayor motivación por parte el empleado, así como un aumento del sentimiento de pertenencia a la compañía, valores intangibles que se reflejarían en la eficiencia del trabajo.
Si trabajamos cuatro días en vez de cinco, los trabajadores y trabajadoras ahorrarían energía en transporte y gasolina y el medio ambiente en malos humos y contaminación
En el otro extremo, los beneficios para las empresas de la jornada laboral de 4 días serían:
La jornada laboral de 4 días también puede tener efectos negativos, por ejemplo:
Para concluir, la jornada laboral de 4 días podría derivar en un incremento en la productividad, una mayor concentración en el trabajo, una mejora en la conciliación de la vida personal y profesional y una disminución del estrés. Pero no todos los sectores están preparados para ello, y una reducción de la jornada podría conllevar también la bajada de sueldos a los trabajadores o unos gastos salariales inasumibles para la empresa.