Especialmente durante el primer año de pandemia, el absentismo laboral se convirtió en todo un problema. Las empresas españolas tuvieron que lidiar con un aumento generalizado de casos de Covid-19. Y, por consiguiente, de un incremento de bajas por incapacidad temporal, la primera causa de ausencia de los trabajadores a su puesto de trabajo en la actualidad. En este sentido, la tasa de absentismo laboral alcanzó en 2020 máximos históricos por la pandemia, al situarse en el 7,1 %, un 1,3 % más que en 2019.
Pero incluso sin tener en cuenta los efectos de la pandemia, el absentismo sigue siendo un problema para las empresas. Tal y como señala un reciente informe de Randstad, cada día más de un millón de personas no acudieron a su puesto de trabajo en 2019: el 73,6 % se ausentaron por incapacidad temporal, mientras que el 26,4 % restante (276.968 personas) lo hicieron pese a no estar de baja.
Dado que las bajas laborales por contingencias comunes son causas externas a una compañía, es en este último estrato en el que la empresa debe enfocarse. Y es que para evitar el absentismo laboral no asociado a una incapacidad temporal existen una serie de medidas que se pueden implementar en cualquier organización.
Sin embargo, debemos empezar por entender por qué se produce este tipo de absentismo laboral. Normalmente, tiene que ver con una situación complicada en la empresa o en el entorno personal. Por ejemplo, un caso clásico se da cuando un empleado pasa por un mal momento personal (un divorcio, la muerte de un familiar, etc.). Sin embargo, los datos demuestran que las causas no siempre son tan evidentes. De hecho, las principales pueden ser más esquivas para el departamento de RRHH, como en el caso de:
Teniendo esto en mente, la mayoría de las empresas han desarrollado en los últimos años planes de seguimiento específicos para sus empleados. Su objetivo es doble: por un lado, trata de identificar causas de descontento en la plantilla, tanto si su origen es en el trabajo como fuera de él, para tratar de aportar soluciones a la calidad de vida del empleado en la empresa; por otro, pretenden evitar que se dispare la tasa de absentismo laboral entre la plantilla. Por eso, entre las medidas que se pueden adoptar están las siguientes.
Cuando un empleado tiene problemas para conciliar su vida personal y laboral, lo peor que puede hacer la empresa es mirar para otro lado, ya que en ese caso la productividad, rendimiento y compromiso de esa persona se verán mermados. Por el contrario, una buena solución es ofrecer alternativas -dentro de lo posible- para la conciliación. Por ejemplo, permitiendo a los padres entrar una hora más tarde al trabajo para que puedan llevar a sus hijos al colegio o implantando la jornada continua los viernes.
Otra medida cada vez más extendida es la flexibilización, como ha sucedido durante la pandemia con el teletrabajo. La idea es que, en los tiempos actuales, la posibilidad de organizar nuestro propio tiempo supone un aumento de la calidad de vida. No solo en el caso de padres con necesidades de conciliación, sino también de familias monoparentales o, directamente, cuando hablamos de personas que viven solas y tienen mascotas a cargo.
El salario es una parte fundamental de la relación laboral entre empresa y empleado (y es insustituible). Sin embargo, existen algunos complementos que pueden ofrecerse, como el conocido salario emocional. En realidad, nos referimos a todos aquellos beneficios no reflejados necesariamente en la nómina que pueden ofrecerse a un empleado: desde tickets para comer en restaurantes de la zona a una plaza de parking si es complicado aparcar en el lugar de trabajo.
Contar con un departamento de RRHH capaz de articular estas medidas y establecer políticas de prevención siempre resulta más oportuno -y barato- que tratar de actuar una vez aparecen los problemas de absentismo laboral.
Otras veces, la solución es tan simple como prevenir este tipo de problemas. Y para ello basta con escuchar a los trabajadores para saber cuáles son sus preocupaciones. En este sentido, existen diferentes opciones para pulsar la opinión de la plantilla. En primer lugar, las encuestas internas o el buzón de sugerencias permiten detectar las quejas generalizadas. Pero también existen las reuniones one-to-one para analizar el contexto particular de cada trabajador.
Trabajar por objetivos no solo mejora el rendimiento y la productividad de un empleado; también sirve a modo de recompensa por su esfuerzo. Por eso, en muchas empresas se ha extendido el uso de un sistema de bonificaciones en función de la consecución de determinados hitos. Más allá del bonus anual -de mayor cantidad-, se puede implementar un esquema de gratificaciones por aspectos como ser el empleado mejor valorado por tus compañeros en el último mes o por recomendar a un candidato que termina siendo escogido en un proceso de selección.
Por último, fomentar la integración de la plantilla en la cultura empresarial también puede mejorar el ambiente dentro de cualquier equipo y minimizar así la tasa de absentismo laboral en una compañía. Dos prácticas cada vez más extendidas en este sentido son el ‘afterwork’ -las reuniones de ocio después del trabajo- o el ‘teambuilding’ -horas de trabajo dedicadas a fomentar la cohesión a través de ocio, juegos y un breve período de convivencia-.
Todas estas medidas están destinadas a aumentar la felicidad en general de cualquier empleado dentro de una empresa. Por eso, resulta indispensable contar con un departamento de RRHH capaz de articularlas cuando sea posible y oportuno. En este sentido, establecer políticas de prevención siempre resulta más oportuno -y barato- que tratar de actuar una vez aparecen los problemas de absentismo laboral.