El progreso social es la evolución de la sociedad hacia un escenario ideal que repercute positivamente en el bienestar de los miembros de ese grupo social. Por tanto, gracias a este progreso, las personas pueden tener un mejor nivel de vida. Veamos qué factores definen este concepto y qué beneficios nos aporta como individuos y como sociedad.
El Índice de Progreso Social (IPS) se encarga de medir la extensión en la que los diferentes países del mundo satisfacen todas las necesidades sociales y medioambientales que sus ciudadanos puedan tener. Para ello se utilizan hasta 54 indicadores. Basado en las teorías de basado en los conceptos de Amartya Sen, Douglass North, y Joseph Stiglitz, estos son sus cuatro principios determinantes:
Uno de los principios es la utilización de criterios objetivos de carácter social. Es decir, la naturaleza propia de estos indicadores debe ser de esencia social o ambiental. Se suelen dividir en tres pilares fundamentales: bienestar fundamental, necesidades humanas básicas cubiertas y oportunidad de progreso para los habitantes de un lugar.
Es decir, este enfoque tiene una dimensión pragmática en el análisis. Más allá del significado de la intención de una acción específica al servicio del progreso, lo verdaderamente determinante en la práctica es el resultado alcanzado.
Este tipo de enfoque se aleja de cualquier tipo de visión reduccionista de la realidad. El criterio holístico e integrador describe la forma de observar el desarrollo social de todos los territorios, cada uno desde sus propias particularidades de contexto.
La motivación principal de la retroalimentación obtenida a través de este índice es promover acciones específicas, objetivas y realistas.
Por tanto, estos principios acotan la esencia del progreso en el contexto de la realidad para poder evaluar desde el punto de vista objetivo cuáles son las fortalezas y las debilidades de un lugar.
¿Cómo se observa en la práctica esta evolución que constituye una motivación común para la sociedad? Se estudia si las características del contexto propician el desarrollo y la felicidad de las personas que viven en ese lugar al tener sus necesidades elementales cubiertas.
Necesidades básicas que son fundamentales para el desarrollo de objetivos más elevados como ya explicó Abraham Maslow. Por ello, el Índice de Progreso Social también toma como objeto de estudio aquellas características propias de un lugar que alimentan la promoción del bienestar de sus habitantes. La evolución muestra un proceso que podría definirse a través de un movimiento.
Tiene en cuenta cuál es el potencial de crecimiento y desarrollo a nivel humano que tienen los protagonistas de ese lugar por medio del aprovechamiento de los recursos
Es el movimiento que separa la distancia entre el escenario actual y el plano deseado a nivel social. Pues bien, este índice también tiene en cuenta cuál es el potencial de crecimiento y desarrollo a nivel humano que tienen los protagonistas de ese lugar por medio del aprovechamiento de los recursos.
El progreso solo es observable cuando integra distintos elementos vinculados con el estilo de vida. Detalles relacionados con la nutrición, la formación, el acceso a la vivienda, el nivel de seguridad, la meta ecológica de la sostenibilidad, inclusión y tolerancia, así como asistencia médica. Es decir, este índice tiene en cuenta de qué elementos dispone un entorno para incrementar los niveles de felicidad y bienestar de los protagonistas.
¿Y cuál es la situación de España en relación con estos indicadores? Nuestro país ocupa la 16º posición de la clasificación a nivel mundial.
El crecimiento económico repercute de manera constructiva en el desarrollo social de un pueblo. El factor financiero y la estabilidad económica aportan un estilo de vida a las familias e incrementa la tranquilidad emocional en relación con el futuro. Por ejemplo, el crecimiento económico crea mejores oportunidades para el ahorro.
Sin embargo, centrar el progreso únicamente en lo económico implica ignorar la importancia del enfoque humanista que pone en el centro a la persona. Por ejemplo, los valores son también fundamentales para promover este desarrollo.
Aquellos valores que están alineados con la búsqueda del bien común frente a cualquier tipo de individualismo también son especialmente inspiradores.
Por medio de este índice es posible obtener un diagnóstico de la situación de un lugar para deliberar sobre cuáles son sus áreas de mejora y sus fortalezas.
El ser humano es social por naturaleza, forma parte de una comunidad. El nivel de felicidad individual aumenta cuando las condiciones de bienestar a nivel social también son mayores. Un ejemplo es el retorno que supone apostar por el emprendimiento social.
El ser humano es libre y tiene la capacidad de transformar por medio de su actitud algunas de las circunstancias de la vida. Sin embargo, conviene no negar la evidencia de que las condiciones externas influyen de manera considerable en el potencial de plenitud de una persona. Por ejemplo, vivir en un entorno con un alto nivel de acceso a la formación y el conocimiento repercute de manera constructiva en la propia libertad. Existe una relación continua entre conocimiento y toma de decisiones.
Vivir en un entorno con un alto nivel de acceso a la formación y el conocimiento repercute de manera constructiva en la propia libertad
Aquellas personas que viven en un espacio que propicia el aprovechamiento de las oportunidades disponen de mejores condiciones que quienes viven en un lugar en el que no se produce este hecho. Por medio de esta visión de la realidad, es posible impulsar el bienestar a través de la creación de entornos con elementos indispensables para aumentar la calidad de vida de quienes viven allí.
El progreso social debe importarnos como un deber ético y moral. Es decir, es una responsabilidad que cada ser humano tiene como ciudadano. Pero, son las autoridades competentes las que desde su posición pueden influir realmente en la puesta en marcha de acciones efectivas.
Si un ser humano puede llegar a ser su mejor versión a nivel personal, esta evolución es más realista cuando forma parte de una sociedad que también reúne esta excelencia y que produce un efecto nutritivo en el estado de ánimo.
Por tanto, el progreso social constituye un objetivo necesario y deseable en el presente. Puesto que es ahora cuando los países pueden trabajar para desarrollar acciones específicas con las que alcanzar el escenario deseado en el futuro próximo.