Crear oportunidades de negocio que generen un impacto positivo en la sociedad es la finalidad del emprendimiento social. Esta forma de emprender busca conseguir un cambio social, generando soluciones innovadoras sobre causas como la exclusión social, el cambio climático, la inserción laboral de colectivos vulnerables o la accesibilidad a la educación.
Para hablar de emprendimiento social en España nos tenemos que remontar al año 2012 y el nacimiento de la Asociación Española de Emprendimiento Social (AEESO). Una entidad que surgió para guiar a los emprendedores sociales con el objetivo de crear proyectos con un impacto positivo en la comunidad.
El emprendimiento social, también conocido como cuarto sector, se refiere a la puesta en marcha de una empresa cuya finalidad es lograr un beneficio para el conjunto de la sociedad. Es decir, en este caso, la principal motivación de emprender un proyecto no es la ganancia económica personal o colectiva, sino el cambio social.
Conviene establecer una frontera divisoria entre el emprendimiento social y una organización sin ánimo de lucro. Las organizaciones de este tipo no buscan beneficio alguno, algo que las distingue de los emprendedores sociales: estos últimos sí necesitan obtener ganancias para poder subsistir, pero el desarrollo de su actividad genera mejoras sociales en el entorno donde se ejecuta.
El emprendimiento social en España, como está sucediendo en otros países, se ha incrementado de forma significativa según el último Informe Especial GEM sobre Emprendimiento Social. Y es que cada vez son más las personas que desarrollan iniciativas con fines sociales y no buscando solo el beneficio económico.
A continuación vamos a ver algunos ejemplos de proyectos sociales que han apostado por aportar valor a la sociedad a la vez que han generado empleo, tanto a terceros como a nivel propio.
Escuelab nació en 2013 con el objetivo de despertar la vocación científica en los más pequeños y ayudarles a desarrollar las habilidades necesarias para llevarla a cabo en su edad adulta. Cristina Balbás es la persona que está detrás de esta empresa galardonada con el Premio Emprende 2017 de Unicef.
Tal y como explican desde el proyecto, al equipo multidisciplinar que fundó Escuelab les preocupaba “la falta generalizada de cultura y vocaciones científicas en España”. Por eso decidieron apostar por un modelo de negocio que colaborase con la democratización del “acceso a una educación científica práctica e interactiva” fomentando las vocaciones investigadoras entre los escolares españoles.
Esta iniciativa de innovación social, que tiene su sede en Argentina, modifica el tradicional servicio de crowdfunding. ¿Cómo? Transfiriendo la cantidad recaudada a la causa correspondiente aunque no se alcance el objetivo total. Es decir, si para la creación de una escuela en un país del tercer mundo se necesitan 5.000 euros y Nobleza Obliga solo consigue recaudar 4.000, ese montante se hace llegar a la causa aunque falten 1.000 euros.
En la página web de Nobleza Obliga se pueden encontrar diferentes causas en activo e, incluso, crear una causa propia. Para ello solo hace falta seguir los pasos explicados en la plataforma, entre los que se incluye la presentación del proyecto, un vídeo, una fecha límite y una cuantía objetivo.
Victoria Tortosa y Hugo Núñez pensaron que, en una provincia con municipios tan despoblados como Soria, su idea podía ayudar a mucha gente. Y así fue como en 2013 fundaron La Exclusiva, “un emprendimiento social que busca reducir la despoblación en la provincia de Soria cubriendo las necesidades básicas de sus habitantes sin ningún coste añadido a través de un sistema de logística social”.
La Exclusiva está pensada “para las personas que residen en pequeños pueblos de la provincia de Soria, que tienen dificultades a la hora de conseguir ciertos productos” –como, por ejemplo, puede ser la población de tercera edad–. El sistema es muy sencillo y, según se explica en su web, los clientes solo deben realizar su pedido –alimentos, medicamentos, etc.–:
Después, “La Exclusiva recogerá dicho pedido, realizará su compra a un proveedor en Soria y finalmente lo repartirá a domicilio sin coste añadido», informan.
Hasta 17 variedades de vino y cinco de aceite salen de las fábricas de L’Olivera, una cooperativa situada en Vallbona de les Monges (Lleida) que nació en 1974. Desde hace 44 años, esta empresa promueve el empleo de personas con discapacidad psíquica y en riesgo de exclusión. “Estamos convencidos de que el trabajo es una experiencia vital y emocional”, afirman desde L’Olivera.
Además, desde el año 2000, en L’Olivera cuentan con un servicio de terapia ocupacional orientado a potenciar las habilidades personales y laborales. También tienen una hogar-residencia “en régimen permanente abierto todo el año con capacidad para 17 personas”, un edificio de 2004 donde trabajan 7 personas.
Otro ejemplo de emprendimiento social lo encontramos en Ecodeme. Una empresa especializada en el diseño y la construcción de hogares ecológicos con cobertura en toda España. Gracias a la creación de casas 100% reciclables, este proyecto social contribuye a reducir el consumo energético hasta en un 40%, generando un impacto positivo en el medio ambiente.
Uno de los objetivos principales de su creador, Eduardo Canals, es “construir el sueño de sus clientes: casas bellas, prácticas y bien diseñadas”, y con valor sostenible. Con este proyecto, Ecodeme ha dado forma a la arquitectura del futuro con casas cueva, de paja, de tierra y todo tipo de construcciones que se convierten en hogares más respetuosos con el medio que nos rodea.
En conclusión, son muchos los proyectos que existen hoy en día dentro del emprendimiento social. Inspirarse en ellos es el primer paso para poner en marcha un negocio que no se rija en exclusiva por el beneficio económico propio y que tenga en cuenta el beneficio común a distintos niveles, como el social y el medioambiental.
Los emprendedores sociales llevan a cabo iniciativas que cumplen con ciertos criterios y características como son las siguientes:
La meta principal de un emprendedor social no es la ganancia económica personal o colectiva sino la generación de un beneficio para el conjunto de la sociedad
Con el fin de disminuir las dificultades del emprendimiento social en España, se han venido promoviendo espacios para alentar a los emprendedores sociales a crear sus proyectos. Por ejemplo, en 2020-2021, destaca la iniciativa de la Universidad de Salamanca que, en colaboración con la Junta de Castilla y León, organizó unos Talleres de Emprendimiento Social y Cultural.
En otras regiones de España también se ha apostando por dar visibilidad al emprendimiento social. Por ejemplo, en Aragón, donde el impacto de estas innovadoras formas de negocio ha propiciado el Premio Aragonés de Emprendimiento Social, impulsado por el departamento de Economía, Industria y Empleo del Ejecutivo autonómico, a través del Instituto Aragonés de Fomento (IAF).
Además, hace más de 15 años, en España existe una nueva plataforma enfocada al universo del emprendedor: Ashoka. Esta fundación sin ánimo de lucro, independiente y aconfesional, no depende de ningún órgano público o privado, “fue fundada en Estados Unidos en 1981 y en España en 2005” y, desde entonces, “se ha erigido como la organización de referencia en el campo del emprendimiento social”, según indica su web.