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El reto de la longevidad y las sociedades del futuro

Los españoles vivimos cada vez más. Y lo mismo les ocurre al resto de sociedades occidentales. Realidad que afecta, entre otros muchos ámbitos de la evolución humana, al tejido empresarial mundial que hoy se enfrenta a un nuevo desafío: el reto de la longevidad empresarial.

Los enormes avances en salud, medicina y progresos científicos-tecnológicos han hecho posible que la esperanza de vida de esas sociedades haya aumentado en el último siglo a un ritmo vertiginoso: cuatro años por década, o, lo que es lo mismo, 10 horas por día.

Los españoles vivimos hoy, de media, casi 83 años –72 de ellos en general con buena salud–. Esto nos sitúa como uno de los países con mayor longevidad del mundo.

No resulta improbable que los seres humanos lleguemos a superar los 120 años a finales del siglo XXI

El número de personas centenarias se ha duplicado en nuestro país en solo diez años, y la proliferación de tratamientos y terapias diseñadas para alargar la vida avanzan a tal ritmo que harán que aumente el número de los llamados ‘supercentenarios’, es decir los que viven 110 años o más.

Esos segmentos de población adquirirán cada vez más relevancia y se convertirán en foco prioritario de atención, ya que el aumento espectacular de la longevidad no parece que vaya a detenerse. No resulta improbable que los seres humanos lleguemos a superar los 120 años a finales del siglo XXI.

Buena señal, pero con implicaciones

Que vivamos cada vez más y mejor es, sin duda, una buena noticia para las personas y para la humanidad. Pero ese fenómeno imparable tiene múltiples implicaciones para las sociedades.

Plantea enormes desafíos económicos, financieros y sociales que no se pueden ignorar o desatender y, por eso, estamos obligados a reflexionar muy seriamente sobre ellos, dado lo que eso va a significar para el ciclo vital de las personas, para las políticas públicas y para las instituciones y empresas, especialmente para las vinculadas con la vida y el bienestar de las personas mayores.

En un entorno en el que muchas vidas acabarán durando 100 años va a ser inevitable estructurar sus fases de forma distinta y necesitaremos variar muchas cosas. Por ejemplo, el hito social y laboral de los 65 años, edad que tradicionalmente ha marcado el paso a la jubilación y a la llamada “tercera edad”.

Actualmente, una gran parte de la población española ya sobrevive a esa edad y tiene, de media, una expectativa de vida adicional de 21 años.

Los españoles vivimos hoy, de media, casi 83 años, lo que nos sitúa como uno de los países con mayor longevidad del mundo

Ante esa realidad tendremos que reflexionar sobre cómo enfocar las necesidades de las personas que llegan a esas edades. Más teniendo en cuenta que el aumento de la vida se está produciendo casi exclusivamente después de la jubilación. Lo que repercute de forma directísima en la sostenibilidad del sistema de pensiones, sobre el que llevamos debatiendo años.

Si hacemos una proyección demográfica del cuadro resultante de todo eso, veremos que el porcentaje de población española mayor de 65 años, que en la actualidad es del 19%, pasará a ser de un 35% en menos de 50 años. Es decir, casi se duplicará. ¿Está el sistema de pensiones diseñado para otorgar rentas vitalicias públicas de mayor duración?

longevidad

Soluciones para el Bienestar

El aumento de la longevidad repercute también directamente en las cuestiones de dependencia y salud. Eso nos obliga a calcular y evaluar cuidadosamente el impacto de ese fenómeno en el Estado del Bienestar y en la propia industria aseguradora.

Este sector tendrá que ejercer, y Santalucía está más que decidida a hacerlo, un papel más relevante en todo lo que concierna a la llamada Cuarta Edad, con el fin de proponer soluciones innovadoras que garanticen el bienestar –en el más amplio sentido del término– a todos esos ciudadanos.

Hablo no solo de crear productos que proporcionen el complemento económico necesario para completar las prestaciones públicas, asunto de máxima importancia para el futuro individual y colectivo, sino también de ofrecer buenos servicios residenciales, sanitarios y asistenciales capaces de ofrecer a las personas mayores una longevidad agradable, segura, lo más activa posible y con las mayores satisfacciones y bienestar posibles. Ese es el reto y esa es la cuestión a la que debemos dar una respuesta adecuada.

Deberemos impulsar y promocionar estilos de vida que permitan mantener una vida saludable

Por otro lado, para los segmentos más jóvenes –por debajo o muy por debajo de los 65 años–tendremos que hacer que se conciencien de la importancia que tienen los cambios que repercuten positivamente en su salud, y deberemos impulsar y promocionar estilos de vida que permitan mantener una vida saludable. En eso, la salud preventiva se convierte en un instrumento especialmente importante y valioso.

La longevidad, uno de los grandes desafíos

No cabe duda de que la longevidad es uno de los grandes desafíos del siglo XXI y uno de los grandes retos que se le plantean al Sector Asegurador. Tenemos el reto de afrontarlo y la responsabilidad de resolverlo.

Santalucía está entregada a responder a ese desafío mediante el compromiso de proporcionar productos y servicios de calidad que garanticen el bienestar económico y las atenciones necesarias a quienes los necesiten tras la jubilación, haciendo así posible una Cuarta Edad y una vida más larga en las mejores condiciones.

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