Los españoles somos uno de los países europeos que más horas pasamos en el trabajo. Un tiempo que transcurre en la oficina o teletrabajando, y que en muchos casos supone más tiempo que el que pasamos con nuestros familiares y amigos.
Por ello es importante tener una actitud positiva en el trabajo, generar un ambiente cómodo, de colaboración, en el que sentirse a gusto. Pero ¿qué es la actitud positiva en el trabajo? Básicamente, se refiere a mantener una disposición optimista durante la jornada laboral, no solo dirigida a la actividad que se realice, sino también al resto de compañeros.
Y uno de los factores que más nos motiva y nos ayuda a desarrollar una actitud positiva es saber que estamos haciendo bien nuestra labor. Sobre todo cuando vemos los resultados y nos damos cuenta de que estamos evolucionando.
Pero, ¿cómo tener buena actitud en el trabajo? ¿Cuáles son las pautas que debemos seguir para mejorar la confianza y evitar situaciones de estrés o ansiedad?
Haz que las cosas sucedan, evita esperar a que pasen sin más. Una buena manera para hacerlo pasa por anticiparse a los cambios, preverlos y pensar en una solución, si es que fuera necesario. Una persona proactiva no se limita a cumplir órdenes sino que hace nuevas propuestas y persevera para que se lleven a cabo.
Alimentar las actitudes negativas en el trabajo solo va a conducir a una situación de presión y estrés muy perjudicial para nosotros mismos
Como se apuntaba al inicio, en el trabajo pasamos la mayor parte de nuestro tiempo y es una buena ocasión para conocer a nuestros compañeros y construir equipo. Forjando las relaciones personales los resultados a la hora de trabajar también serán mejores, sabremos cómo tenemos que actuar con determinadas personas, conoceremos mejor sus habilidades y evitaremos que se generen momentos de tensión.
Algunas formas de fomentar la buena relación del equipo son, por ejemplo, participando en las conversaciones, compartiendo intereses y ayudando a los compañeros.
Conseguir los resultados marcados, mejorar la forma de trabajar o incluso poder optar a un ascenso o mejor puesto de trabajo pueden ser algunas de las motivaciones que nos lleven a adoptar una actitud positiva en el día a día.
Salir de la zona de confort no siempre es fácil, pero estar reticentes solo nos aportará mal humor, desgana o intranquilidad
En el día a día trabajamos con personas que tienen personalidades muy dispares y, quizá, fuera de la oficina no tendríamos una relación con ellas. Sin embargo, es importante saber distinguir y evitar discusiones o conflictos, que en nada van a ayudar a mantener un ambiente confortable. Procura resolverlos de una manera asertiva, sin perder las formas y buscando siempre un punto en común para ambas posturas.
Salir de la zona de confort no siempre es fácil, pero sí necesario si lo que queremos es prosperar en nuestro puesto de trabajo y no quedarnos estancados. Además, vivimos en un momento de transformación en muchos sentidos, por lo que estar reticentes solo nos aportará mal humor, desgana o intranquilidad.
El email, el whatsapp u otras herramientas de comunicación que utilizamos para estar en contacto con nuestros compañeros, requiere que pensemos antes de escribir. Es importante construir una respuesta cordial, explicando cada punto y evitar siempre contestar en un momento de enfado o tensión.
Resolver los conflictos de una manera asertiva contribuirá a mantener un ambiente confortable y positivo
Estar conectado o llegar a las reuniones en la hora marcada y prestar atención a lo que nos está contando nuestro jefe o algún compañero ayuda a fomentar esa actitud positiva. Se debe participar en las reuniones, no distraerse con el móvil y mantener el contacto visual con la persona que está haciendo la exposición.
A mayores de tener en cuenta estos consejos, también es importante centrarse en el porqué de las cosas. Es decir, los motivos que nos llevaron o nos llevan a desempeñar nuestro trabajo: ¿qué queremos conseguir con él?, ¿cuáles son nuestras metas?
Todo ello nos ayudará a mejorar nuestra actitud en el ámbito laboral y sentirnos más motivados. Algunas actitudes negativas nacen cuando vemos que el trabajo que realizamos no tiene sentido o no vale la pena. Alimentar este tipo de actitudes solo va a conducir a una situación de presión y estrés muy perjudicial para nosotros mismos.
Además, establecer conductas positivas genera importantes beneficios para la salud, ayuda a reducir el estrés, aumenta la productividad y el rendimiento, y ayuda a fortalecer los equipos de trabajo. Por lo que la importancia de la actitud positiva en el trabajo está relacionada directamente con el bienestar de los trabajadores.