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El desafío que se respira en el ambiente: ¿cómo debe ser la calidad del aire interior en oficinas?

La calidad del aire interior en oficinas es un tema vinculado directamente con la salud de los trabajadores. Sin embargo, ahora más que nunca preocupa que se tomen medidas suficientes para la prevención de la COVID-19, así como de otras enfermedades relacionadas con la concentración de partículas contaminantes en ambientes interiores.

Lo cierto es que respirar en ambientes limpios y evitar la exposición a la contaminación incrementa, según los expertos, los niveles de productividad y, por encima de todo, genera un alto grado de bienestar en las personas que conforman una compañía. Es por ello por lo que construir entornos laborales limpios, seguros y saludables se postula en estos momentos como una prioridad estratégica para un gran número de compañías.

¿Qué hacer para mejorar la calidad interior del aire en oficinas?

La crisis sanitaria generada por la COVID-19 ha resaltado la preocupación por la calidad del aire en las oficinas. Por suerte, hoy en el mercado existen diversas soluciones tecnológicas que permiten evitar la contaminación en espacios interiores y mantener un ambiente óptimo con el fin de prevenir enfermedades y velar por la salud de los trabajadores:

  • Sensores ambientales. La medición de CO, CO2, temperatura o velocidad del aire es hoy posible mediante la aplicación de sensores ambientales que además posibilitan mejorar la calidad del aire en interiores, controlando el sistema de ventilación para que aumente la entrada de aire fresco y renovado, evitando que el incremento de los niveles de CO2 genere un aire viciado.
  • Monitorización de la calidad del aire interior. Enfocadas en mejorar de forma inteligente la calidad del aire en espacios cerrados así como en ayudar a tomar las mejores decisiones en cuestión de renovación del aire sobre la base de datos reales y medibles, el impulso de soluciones de monitorización puede reducir considerablemente los riesgos relacionados con la propagación de virus por el aire o de agentes contaminantes.
  • Soluciones de gestión remota de sistemas de climatización. De la mano de equipos y dispositivos especializados, acciones como la monitorización de la calidad del aire, la gestión de la climatización y ventilación de espacios e incluso la renovación del aire en base al control de aforos, son acciones posibles a realizar de forma remota, y mediante tecnologías y plataformas cloud.

No obstante todo lo anterior, soluciones enfocadas en el consumo energético vinculado a los sistemas de aire acondicionado abren también la puerta a mediciones y controles en materia de eficiencia energética. Sin duda, datos que pueden ayudar a cualquier compañía a optimizar costes y reducir su contaminación ambiental.

5 medidas a tener en cuenta

Más que nunca, en un contexto como el actual, dominado por la COVID-19, además de las evidentes soluciones tecnológicas que la digitalización ha traído consigo en el entorno empresarial, determinadas medidas y políticas de gestión ambiental son imprescindibles a la hora de velar por espacios laborales seguros y saludables:

  • Medir los niveles de contaminación relacionados con el monóxido de carbono, el ozono, las partículas en suspensión o el radón. Además, se debe tener en cuenta que muchas enfermedades respiratorias proceden de patógenos que se desarrollan mejor en ambientes húmedos, por lo que la humedad y la temperatura son otros factores a controlar.
  • Purificar el aire. Los dispositivos de purificación del aire constituyen una medida muy efectiva de limpieza del espacio, sobre todo en aquellos lugares que están expuestos a una mayor contaminación: la cercanía a fábricas o las avenidas con carreteras muy transitadas son algunos ejemplos.

Los dispositivos de purificación del aire constituyen una medida muy efectiva de limpieza del espacio, sobre todo en aquellos lugares que están expuestos a una mayor contaminación

  • Ventilar adecuadamente. Además de purificar el aire interior, para renovarlo es imprescindible ventilar con frecuencia. Esto permite eliminar los contaminantes incluidos en el interior como las partículas en suspensión, el moho o determinados tipos de bacterias.
  • Evaluar el mobiliario. Los materiales presentes en el interior de las oficinas podrían liberar sustancias nocivas durante toda su vida útil. Por ello, es conveniente evaluar el mobiliario interior de las oficinas y preferiblemente añadir productos con sellos de sostenibilidad.
  • Revisar los productos de limpieza. Cuando se desinfecta un espacio interior, no siempre se tiene en cuenta que los químicos que contienen los productos también podrían ser perjudiciales para la salud y generar problemas respiratorios.

El desafío que se respira en el ambiente: ¿cómo debe ser la calidad del aire interior en oficinas?

Consecuencias, más allá de la COVID-19

Las consecuencias de la mala calidad del aire en las oficinas van más allá de la COVID-19, aunque sea esta crisis sanitaria la que haya despertado la conciencia de gran parte de la población. Para prevenir enfermedades que se transmiten en parte por aerosoles, es conveniente utilizar filtros HEPA, junto a otras medidas. Los siguientes son síntomas que muestran que la calidad del aire es mala:

  1. En los ojos. Los síntomas que se pueden percibir en los ojos son el picor de forma continua o el escozor. También, cuando los ojos llevan un par de días enrojecidos sin razón aparente podría ser a causa de la calidad del aire.
  2. En la piel. En la piel también pueden aparecer síntomas a causa de la mala calidad del aire, a pesar de que pocas veces se terminan por relacionar entre sí ambos factores. Puede aparecer sequedad, enrojecimiento o picor generalizado.
  3. En las vías respiratorias. Algunos ejemplos muy comunes son la sequedad, el picor, el goteo nasal, la congestión nasal, el dolor en la garganta o los continuos estornudos.
  4. Enfermedades frecuentes. Pueden aparecer debilidad y desgana, somnolencia constante, dolor intenso de cabeza, irritabilidad, dificultad de concentración y náuseas, además de dolencias como asma, gripe, hipersensibilidad, rinitis o dermatitis.

Las consecuencias de la mala calidad del aire en las oficinas van más allá de la COVID-19, aunque sea esta crisis sanitaria la que haya despertado la conciencia de gran parte de la población

Sumado a todo ello, qué duda cabe que entornos laborales donde la calidad del aire no es óptima o en los que existen niveles nocivos de CO2 o temperatura pueden llegar a influir en el bienestar y comportamiento de empleados y equipos, afectando a la productividad o incluso a la capacidad de innovar.

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