Sobre el concepto de desarrollo social se puede decir que se hace referencia al desarrollo económico y humano con la vista puesta en el bienestar. Esto implica la mejora de la calidad de vida de las comunidades más pobres del planeta. Con este objetivo trabaja el Banco Mundial (BM), un organismo dependiente de las Naciones Unidas que financia planes de desarrollo sostenible en todo el mundo.
El Banco Mundial aporta financiación a distintos gobiernos para que lleven a cabo una serie de proyectos en beneficio del desarrollo de colectivos desfavorecidos. Para financiarlos, este organismo exige que los estados cumplan una serie de políticas ambientales y sociales.
Las líneas directrices de la institución se conocen bajo el nombre genérico de Políticas de Salvaguarda. A ellas se les añadió un nuevo conjunto de estrategias que se denomina Marco Ambiental y Social. En la actualidad, ambos planes genéricos funcionan simultáneamente y fijan los criterios para aprobar la financiación de los proyectos.
En la elaboración del marco de estas políticas han participado casi ocho mil partes interesadas pertenecientes a 63 países. Para dar una idea de la labor que desarrolla el BM, se pueden destacar las siguientes líneas generales:
El Banco Mundial ha desarrollado 13.499 proyectos en 173 países. Entre abril de 2020 y 2021 comprometió más de 157.000 millones de dólares, la mayor respuesta de la entidad ante una crisis en toda su historia
El Banco Mundial también es especialmente sensible a las cuestiones medioambientales y cuenta con diez estándares ambientales y sociales que deben cumplirse en los proyectos financiados y por los Gobiernos prestatarios.
Cabe destacar que, desde el año de su fundación (1958), el Banco Mundial ha desarrollado 13.499 proyectos en 173 países. Entre abril de 2020 y 2021 comprometió más de 157.000 millones de dólares, la mayor respuesta de la entidad ante una crisis en toda su historia
Un factor clave para el desarrollo social es analizar los riesgos sociales. Sin el correcto análisis no es posible una actuación certera contra la pobreza y la exclusión. Este análisis se basa en medir el impacto que conlleva un determinado cambio de política y las mejoras en asuntos como salud, educación, agua e higiene y carreteras e infraestructuras.
Para hacer sus diagnósticos, los analistas deben medir los indicadores de bienestar y pobreza, teniendo en cuenta el contexto del país y sus políticas. Los indicadores se miden en colectivos vulnerables por su nivel de ingresos, origen étnico, sexo y edad, entre otros criterios. Así, se tienen en cuenta factores como el empleo, los precios, el acceso a bienes y servicios o los impuestos. Para elaborar correctamente estos análisis de riesgo, el Banco Mundial ha editado una guía que unifica los criterios metodológicos.
Según los datos del BM, en el mundo hay 370 millones de indígenas distribuidos en más de 90 países. Suponen solo el 5% de la población del planeta, pero son el 15% de las personas que viven en pobreza extrema. Para mejorar su crecimiento económico sostenible, el Banco Mundial ha puesto en marcha planes que les ayudan a ser propietarios de tierras y a gestionar sus recursos de forma eficiente.
En el mundo hay 370 millones de indígenas distribuidos en más de 90 países. Suponen solo el 5% de la población del planeta, pero son el 15% de las personas que viven en pobreza extrema
Para comprender mejor sus necesidades y elaborar estrategias, esta institución ha establecido un diálogo directo con las organizaciones indígenas. Además, ha elaborado estudios analíticos contando con su participación. Los resultados positivos ya se han hecho patentes en comunidades de Asia, África y Sudamérica.
Se estima que 2.000 millones de personas (casi un tercio de la población mundial) vive en países donde los conflictos y la fragilidad afectan a su desarrollo. Esto provoca que en esas zonas se concentren las mayores bolsas de pobreza del mundo. Por eso, para poner coto a la pobreza, el Banco Mundial considera que el desafío de la fragilidad, el conflicto y la violencia se debe abordar de una forma prioritaria, desde la prevención hasta la recuperación.
El BM también ha desarrollado programas de empoderamiento para favorecer que las comunidades rurales y urbanas puedan tener control sobre el desarrollo de sus zonas y sus recursos. De la misma manera, se fomenta que puedan acceder a servicios básicos a través de los programas de Desarrollo Dirigido por la Comunidad. Estos programas operan bajo los principios de transparencia, participación y empoderamiento local, entre otros.
En resumen, el Banco Mundial viene ofreciendo desde hace décadas un apoyo decidido para paliar los efectos de la desigualdad en las regiones más pobres del planeta. Sus criterios básicos son los de favorecer el desarrollo económico sostenible y la participación de las comunidades en el diseño de su futuro.