Observatorio APD # 2
NEW PLANET A
Aunque para muchas empresas parece un término nacido a colación de la pandemia global que aún vivimos, la realidad es que el concepto de transformación sostenible lleva cerca de dos décadas marcando la agenda de las compañías con propósito. Un propósito que, como recuerda Senén Ferreiro Páramo, Socio Director de VALORA, «era y sigue siendo que las empresas intenten dar respuesta a los retos generando un impacto positivo».
No se trata de modas ni de hacer frente a una amenaza epidemiológica. El planeta lleva años demandando de nosotros que reformulemos las reglas de las relaciones de la empresa con la sociedad para poder garantizar un viabilidad global a largo plazo. Y a algunos les ha pillado de imprevisto.
La pandemia ha sido un meteorito que nos ha frenado de repente. Este “antes y después” será clave para la Transformación Sostenible
¿Cuáles son los principios qué rigen a las empresas con impacto sostenible? ¿Son realmente menos competitivas o rentables que las compañías ‘tradicionales’ centradas en el beneficio? ¿Qué se espera ahora de las empresas sostenibles? ¿Son más altos los riesgos de afrontar las nuevas soluciones de gestión y demanda de profesionales con experiencia para afrontar una transformación sostenible que los que supone mantener la actividad económica y social en el caduco Planet A?
«Que ningún directivo o empresario dude sobre su capacidad para transformarse y adaptarse al nuevo escenario que es el NEW PLANET A», pide como deseo el ejecutivo en el décimo octavo cumpleaños de la consultora líder en transformación sostenible digital. Y nos da las claves para conseguirlo.
Pues realmente, no tanto. Hace 18 años ya buscábamos que las empresas integrasen en su estrategia una respuesta a los retos globales y atendiesen a los grupos de interés. De hecho, en nuestro origen ya estábamos apoyando a multinacionales españolas que actualmente son lideres en sostenibilidad.
Si seguimos los análisis de la ONU o el World Economic Forum, muchos de los riesgos y retos globales ya estaban identificados, y lo que ha cambiado es la prioridad y relevancia que ahora tienen en las agendas algunos temas, como el cambio climático o la diversidad. Es verdad que algunos han emergido y no los teníamos en el foco, como las pandemias globales.
El propósito era y sigue siendo que las empresas intenten dar respuesta a los retos generando un impacto positivo. La gran dificultad es que los equipos sepan concretar esta visión y sepan integrarlo en la compañía, entendiendo cada modelo de negocio.
El cambio radical es lo que hemos aprendido y desarrollado para abordar la necesaria transformación sostenible. En estos años, hemos diseñado y probado muchas metodologías hasta conseguir soluciones consistentes y experiencias contrastadas que permiten que las compañías que empiezan ahora tengan un camino más fácil. Somos capaces de hacer un preciso análisis de riesgos, evaluar sus impactos y proponer medidas eficaces y competitivas.
Hace unos diez años integramos a directivos expertos en digitalización y fuimos pioneros en crear el modelo de Transformación Sostenible Digital.
Visualicé que los retos de la transformación sostenible son los mismo que los de transformación digital, y apostamos por ser los primeros en enriquecer los proyectos con las aportaciones de la tecnología. Sostenibilidad implica cambio cultural, rediseño del modelo de negocio, nuevas herramientas, analítica, búsqueda de una nueva competitividad… Similar a los retos de la digitalización.
Sin duda. Como decía, hemos comprobado que son conceptos muy complementarios demostrando que se deben integrar.
Para empezar, la digitalización hay que hacerla con criterios sostenibles y atendiendo a sus impactos potenciales en el planeta y las personas. Al mismo tiempo, las herramientas digitales son claves para manejar la complejidad de la información de sostenibilidad, como hemos demostrado en varios proyectos con compañías cotizadas, pymes y administraciones.
Posiblemente ahora, la sociedad, los clientes y los inversores estén esperando mucho de las empresas, lo que no es fácil para los directivos y consejeros. Hay que saber gestionar ese ritmo de adaptación, para que ninguna organización se quede por el camino debido a barreras tecnológicas, a costes inasumibles o a brechas de determinados colectivos.
En este sentido, la buena voluntad empresarial no es suficiente, hay que tener un buen análisis y un buen plan, con hitos y recursos adaptados a la realidad del modelo de negocio y a las crecientes demandas.
Lo que hay que dejar claro, es lo que “no se espera” de las empresas, porque los consumidores y los ciudadanos ya no lo toleran Por un lado, las acciones de emergencia cortoplacistas y paliativas, pero sin coherencia con el modelo de empresa a medio y largo plazo, que es que tiene que cambiar porque el cliente castiga retirando la confianza. En el otro, el green/social washing, apoyado en campañas de marketing efectistas pero sin base empresarial y que generan pérdida de credibilidad y demás grupos de interés.
La reputación de empresa comprometida se construye con solidez y desde el propósito y los valores, no con acciones puntuales y oportunistas.
Como en todas las crisis, hemos tenido aprendizajes muy positivos de la COVID-19. La cultura imperante en las compañías estaba orientada a gestionar riesgos financieros y de negocio, pero se ha puesto de manifiesto que hay riesgos extrafinancieros, que si no los analizamos y gestionamos, nos pueden golpear duramente llegando a dañar la el modelo de compañia. Nosotros manejamos desde hace años una batería de riesgos ASG (ambientales, sociales y de gobierno), que hoy en día han llegado a todas las agendas, pero todavía hay que ayudar a los gestores y consejeros a priorizar estos riesgos ASG e integrar soluciones adecuadas para que sus organizaciones sobrevivan y sean competitivas.
Sin duda esta crisis nos deja “lecciones aprendidas” que nos ayudarán a ser más resilientes ante próximas crisis y nos permitirán prepararnos para otros riesgos ya detectados: cambio climático, escasez de recursos como el agua, derechos humanos, desigualdad…
Se esta dando un gran cambio en los consejos de administración, tanto de cotizadas como de empresas familiares. Los consejeros quieren conocer las obligaciones, los riesgos y los impactos a los que se enfrenta la compañía y qué medidas se van a tomar, sabiendo que tienen responsabilidad en ello.
El otro gran cambio esta llegando a la C-suite y a todas las funciones directivas: responsables financieros, directores de finanzas, estrategia, recursos humanos, marketing, operaciones, compras… A menudo, nos preguntan cómo integrar los aspectos ASG en sus responsabilidades y objetivos.
Por supuesto, los CEOs y primeros ejecutivos, están revisando sus estrategias y nos están pidiendo ayuda para encontrar oportunidades en la nueva economía.
Por desgracia hay muy pocos obsoletos, tal y como reflejan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que marcan 169 problemas globales en los que debemos trabajar. Aunque en algunas cuestiones ha habido mejoras sustanciales en los últimos años, seguimos teniendo mucho trabajo como sociedad y como profesionales si queremos un mundo mas sostenible y equitativo.
Podemos destacar algunos, como adaptarnos a una economía baja en carbono y evolucionar de procesos lineales a circulares; el respeto a la diversidad y la igualdad de las personas en todos los niveles y aspectos; la protección efectiva de los derechos humanos en todas las operaciones globales; alimentación, educación y salud básicas para todos, etc.
Tenemos un dicho, “Las empresas no triunfan en sociedades que fracasan”. Por ello, los empresarios y directivos deben ser conscientes que un mundo mejor nos beneficia a todos.
Sobre todo en dos aspectos: la necesidad de profesionales con experiencia en el desarrollo de soluciones orientadas a abordar los retos de sostenibilidad, y la necesidad de nuevas soluciones de gestión que sean capaces de integrar los asuntos ASG al mismo nivel de rigor y calidad que las cuestiones económicas. Todas las compañías tienen un cierto desfase en la calidad de la información que necesitamos para afrontar los riesgos ASG frente a la madurez de los indicadores que solemos usar históricamente para tomar las decisiones tradicionales del negocio. Este diferencial con finanzas es lógico, teniendo en cuenta que muy pocas compañías y muy pocos equipos hemos estado invirtiendo estos años en abordar estas cuestiones.
También hay una demanda creciente para desarrollar e implementar herramientas con las que medir y gestionar el impacto de las compañías, y dar respuesta a demandas de la UE y de inversores y clientes.
Un gran logro organizativo que hemos conseguido es que la sostenibilidad esté en los Comités de Dirección, y que esté condicionando decisiones estratégicas de primer nivel.
Todos teníamos evidencias que demostraban que el modelo PLANET A estaba agotado y no da respuesta a ciertos problemas, pero era difícil no dejarse arrastrar por la inercia. La pandemia ha sido un meteorito que nos ha frenado de repente y ha obligado a hacer un alto en el camino para reflexionar, especialmente a los menos convencidos. Este “antes y después” será clave para la Transformación Sostenible que propugnamos, porque gran parte de la sociedad y de los directivos son conscientes, que el objetivo de creación de valor, no puede ser sólo para los accionistas.
La opción NEW PLANET A no es una ilusión, ni un juego de palabras. Es un nuevo modelo en el que reformulamos las reglas de las relaciones de la empresa con la sociedad y el planeta para poder garantizar un viabilidad global a largo plazo. Prueba de ello, es como las compañías mas inteligentes llevan invirtiendo estos años para adaptarse a este nuevo modelo. Con alguna de ellas, lideres globales en sostenibilidad, llevamos trabajando 18 años y llevan cierta ventaja al resto, así que todas las compañías pueden aprender de ellas.
Hay muchos principios de este nuevo modelo que ya hemos establecido y otros que están por consolidar, pero es básico el equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental y un desarrollo tecnológico con criterios sostenibles y sociales. Reconfigurar los modelos de empresa, para escuchar a todos los grupos de interés y tener presente el mencionado dicho de nuestro sector: “las empresas no triunfan en sociedades que fracasan”.
Como en la digitalización, tenemos muchas oportunidades identificadas, pero hay muchas que están en evolución y otras por descubrir. Hemos comprobado que no es un ataque a la productividad, porque atender cada uno de los retos globales de la economía verde trae consigo un retorno económico y nuevos puestos de trabajo.
Tenemos que convencer y enseñar a los inversores de que por ser negocios con impacto social o ambiental no dan menos rendimiento que los negocios clásicos. Como muestra de las oportunidades de la economía verde, uno de los sectores mas activos esta siendo el financiero, donde estamos trabajando en la evaluación sostenible de los proyectos de inversión y financiación.
La verdad es que ya se está cumpliendo nuestro deseo, pues estamos apoyando con intensidad la transformación sostenible de destacadas empresas de todos los sectores y ayudando a directivos a mejorar resultados, que es nuestra razón de ser y lo que nos apasiona.
Pediría, que ningún directivo o empresario dude sobre su capacidad para transformarse y adaptarse al nuevo escenario que es el NEW PLANET A. Si tiene alguna duda… ¡Que nos busque! Porque no permitiremos que nadie se quede atrás por falta de soluciones. Compartiremos nuestra experiencia basada en hechos.
VALORA 18 años de experiencia
Hace 18 años fuimos pioneros en cambio climático y sostenibilidad. Hoy, tras haber impulsado la Transformación Sostenible de líderes globales en retail, cons…