La capacidad de dar feedback constructivo es fundamental para el éxito de cualquier equipo. La retroalimentación constructiva es una de las mejores herramientas para ayudar a las personas en su crecimiento y desarrollo, aunque para hacerlo de manera exitosa requiere de muchas habilidades interpersonales.
Normalmente, se confunde con una crítica en su sentido negativo, pero va la retroalimentación constructiva más allá. Conoce 7 formas de proveer de feedback a tus empleados.
El feedback puede realizarse de muchas formas, pero también es muy importante el lugar y el momento. Los momentos más relajantes, como después de una comida, o antes de empezar la jornada laboral, son ideales para mantener una pequeña conversación, a la vez que se comentan los aspectos a mejorar. Sin embargo, se debe hacer con cuidado.
Unas sesiones organizadas específicamente para tratar temas sobre los que se deben mejorar provoca en los trabajadores una sensación extraña. Por un lado, sienten que van a asistir a un lugar en el que se les criticará. Por otro lado, quieren desarrollar sus actividades de la mejor forma, tanto por ellos mismos como por la empresa. Reunirse para una sesión de feedback es positivo siempre.
En las escuelas más avanzadas, los profesores dejan que los alumnos encuentren la solución a los problemas para que aprendan a resolverlos ellos mismos. Con un poco de ayuda, el trabajador puede analizar qué hace bien y qué hace mal sin tener que decírselo.
Ponerse bajo la piel para entender la dificultad y el desconocimiento del empleado es fundamental. Además, una pequeña conversación general puede ayudar a entender cuáles son los factores ajenos a la empresa que le pueden afectar en su estado anímico. Si el empleado tiene problemas personales, se debe tener más delicadeza con él.
Aunque a veces la claridad implica comentarios que pueden herir, se necesita transmitir un mensaje que se entienda totalmente. El feedback constructivo no debe visualizarse como una forma suave de sugerir un cambio en la conducta. Debe ser claro, pero siempre con tacto. Tras ponerse en la piel del trabajador, se tiene claro que este no quiere comentarios agresivos, pero sí tendrá dudas que necesitan ser aclaradas.
Decir cómo lo haría uno mismo si se encontrara en el puesto de la persona que está recibiendo el feedback puede resultar útil. De este modo, de una forma autodidacta, el empleado puede reconocer el problema y la solución idónea.
En la actualidad, muchos gerentes incluyen en sus críticas cosas por las que ya no se puede hacer nada. Si un empleado provoca una situación irreversible, lo peor que se puede hacer es recriminárselo. Diferentemente, si se trata de algo que aporta algún aprendizaje, hay que explicárselo.
Que un empleado entienda qué motiva a pedirle un cambio es muy útil para que entienda que es totalmente necesaria esta demanda. Por otro lado, al explicarle la reacción que ha provocado, se le explican cuáles son las razones.
Con el objetivo de que el empleado quede motivado y trabaje para la mejora general, existen diversos motivos por los que el feedback constructivo es recomendable.
Incluso un feedback negativo es preferible a una ausencia de valoraciones. Según Zeus y Skiffington, las personas pierden su motivación y entusiasmo si piensan que nadie se preocupa por su utilidad. Por lo tanto, si el feedback es necesario, la mejor opción es que este sea constructivo.
La mayoría de los feedbacks poseen esta característica. Si los trabajadores son proactivos, tomarán sus nuevos conocimientos como una oportunidad para mejorar desde un nuevo punto de vista. Por lo tanto, necesitan de una persona exterior que les haga ver de forma diferente.
A través de esta herramienta, llegará un momento en el que el empleado no necesitará conocer nada nuevo sobre el área de trabajo. Todo ello habrá sido conseguido a base de esfuerzo y de unas indicaciones precisas y dinámicas.
Las retroalimentaciones de tipo constructivo crean una especie de relación paternalista en la que el empleado se siente acogido y no tiene miedo de preguntar aquello que no entiende. No obstante, hay un mayor efecto cuando existe un buen vínculo detrás de las relaciones laborales.
El ambiente en el trabajo será mejor cuando las personas pueden dar su opinión sobre cualquier aspecto. La comodidad es importante, tratando de excluir cualquier tipo de tensión que pueda haber entre los integrantes de la empresa.
El feedback constructivo seguramente ya no parezca tan difícil de realizar como antes. Se puede conseguir a través de unas buenas relaciones con los empleados y motivando la confianza. Las razones por las que llevar a cabo una buena retroalimentación son numerosas.