Promover la formación interna en la empresa favorece la motivación y el compromiso de los empleados en sus puestos de trabajo. La adquisición de competencias y habilidades potencian el talento y la especialización del personal, a la vez que es un aliciente para nutrir la experiencia de empleado. Descubre con nosotros la importancia de apostar por la formación en las organizaciones y las claves para generar una capacitación interna que impulse la productividad.
La formación interna en la empresa o capacitación empresarial es una herramienta que permite a las organizaciones fomentar el talento de sus empleados a través de propuestas que nutren sus experiencias de aprendizaje.
Existen diferentes tipos de formación interna en las empresas. Podemos hablar de formación continua en la trayectoria empresarial y fuera del horario laboral. Algunos ejemplos genéricos podrían ser la realización de cursos de formación, la asistencia a congresos y conferencias, así como la continua actualización de conocimientos sobre tendencias e innovaciones en cada campo de trabajo.
Hoy y siempre, uno de los recursos capitales de toda organización es su conocimiento y, por tanto, capital es también la formación interna para empleados, aquella que es impulsada desde el seno de la organización y que brinda una gran suma de beneficios como los siguientes:
Los programas de capacitación de empleados refuerzan habilidades y competencias clave para desarrollar funciones en la empresa de un modo más eficaz y eficiente. ¿El resultado? Empleados más cualificados y con un mayor potencial para desempeñar labores de forma mucho más productiva.
La formación interna en la empresa contribuye a que los empleados se sientan mejor valorados, más motivados para afrontar nuevos desafíos y más satisfechos con su trabajo. Y todo ello se traduce en una buena experiencia de empleado.
Además, al mismo tiempo, los empleados adquieren aptitudes y destrezas que también favorecen su crecimiento personal. Por otra parte, los programas de capacitación también promueven la interacción social reforzando el trabajo en equipo en las organizaciones.
Teniendo en cuenta que los cursos de formación interna en la empresa fortalecen el desempeño laboral y mejoran notablemente el employee experience, la rotación de los empleados también se ve reducida. Y es que propagar el conocimiento continuo en los trabajadores es la mayor garantía de retención del talento.
Promover la capacitación interna en los empleados fomenta un clima laboral basado en la igualdad de oportunidades y el compañerismo. De esta forma, se evitan rivalidades y comparaciones entre unos trabajadores y otros, ya que todos tienen la posibilidad de seguir cultivando su potencial, tanto a nivel profesional como personal.
De la adquisición de nuevas competencias y habilidades nace la parte más creativa de los empleados. Un despertar que, sin duda, permite a las organizaciones avanzar en la línea de la innovación y dar la talla en escenarios cada vez más competitivos.
Propagar la formación continua en los trabajadores es la mayor garantía de retención del talento.
Cada vez es más habitual encontrarse con formadores internos en las propias compañías que generan aprendizaje en otros miembros de la compañía. Y es que, ¿quién mejor para transmitir el conocimiento que aquellos que lo generan?
Eso sí, «el compromiso hay que ganárselo», como afirma Enrique Recuerda, socio de INTIVA, especialistas en el desarrollo de directivos y mandos medios. Dicho compromiso, «puedes pedirlo al inicio de la sesión, pero ese crédito tiene los minutos contados. Si el formador requiere poner demasiada energía para que los asistentes estén involucrados, la sesión formativa no está bien diseñada.
Un plan de formación interna en la empresa debe tener como eje al participante y debe equilibrar utilidad y atractivo. «Si es una formación muy útil pero poco atractiva los acabaré perdiendo y, si es muy atractiva pero poco útil llegará un momento en el que deje de tener sentido. Si conseguimos este equilibrio el éxito está garantizado», incide.
La sesión debe tener como eje al participante y debe equilibrar utilidad y atractivo
Por regla general, «existen multitud de profesionales con conocimientos técnicos y organizativos excelentes con serias dificultades para transmitir la información. Esto se traduce por lo general en sesiones muy teóricas, poco adaptadas a la audiencia, con medios que interfieren en el aprendizaje y, en definitiva, más que crear experiencias formativas, crean trámites formativos».
No obstante, como indica Recuerda, «si ponemos a su disposición ciertas pautas, pueden revertir la situación impulsando su motivación y buscando así, nuevas maneras de hacer y de crear sus propias experiencias para el participante». Para ello, «es esencial poner pasión» al transferir conocimientos si buscamos mejorar su desempeño y enriquecer la employee experience.
Asimismo, «si cuando acaba la acción formativa, la brecha de conocimiento entre el formador y los participantes no se ha reducido sensiblemente, entonces no ha tenido éxito. La efectiva transmisión del conocimiento pasa porque el participante sea el eje de la sesión, tenga el balón y no sea un mero espectador», apunta Recuerda.
Según el experto de INTIVA, Enrique Recuerda, para alcanzar una experiencia de aprendizaje enriquecedora «es imprescindible cubrir con éxito tres fases: diseño, ejecución y seguimiento»:
Dicho lo anterior, «posiblemente el éxito radique en situar al participante como el protagonista de su proceso de formación interna. No el formador. El formador debe crear el espacio, las condiciones y los canales adecuados para que llegue el conocimiento», asegura el socio de INTIVA.
Recuerda está convencido de que «la continua adaptación al entorno, el aumento de la competencia y los cambios que está generando la transformación digital exige que nuestros empleados estén preparados para responder de una manera ágil y flexible«. Y eso solo se puede conseguir con la mejor formación interna. ¿Aprendemos?