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Invertir en los mercados emergentes se ha convertido en una oportunidad que no pueden desechar las empresas españolas que tienen los recursos materiales suficientes para permitirse explorar nuevos horizontes. Unos nuevos horizontes relacionados, en este caso, en abordar una política de internacionalización de las inversiones.
Por otra parte, para llevar a cabo esta política de ampliación de los negocios a nivel mundial ya no es necesario contar con una costosa red de subsedes a lo largo del planeta. Hoy en día, es posible implementar estas inversiones mediante las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
En especial, gracias a los nuevos dispositivos de conexión de datos, que permiten que las conversaciones y las transacciones fluyan, más allá de dónde se encuentre cada actor económico, en tiempo real. Sin duda, se trata de una ventaja competitiva que, en el mundo de la gran empresa, no puede ser despreciada.
Los mercados emergentes son los que, aunque puedan ser explotados a nivel internacional gracias a los medios comentados en la introducción, se encuentran en países cuyas economías están en unos procesos de crecimiento significativos. Son países, entre otros, como Rusia, Brasil o Sudáfrica. Se suelen encontrar fuera de los que han sido considerados históricamente los países más desarrollados, por lo que sus expectativas de negocio son tan amplias como crecientes.
Por otra parte, cabe señalar que los bienes sobre los que se edifican estos mercados nacionales con fuerte vocación internacional están caracterizados por su escasez en el resto del mundo y alto valor global. Destacan, por ejemplo:
A grandes rasgos, se trata de mercados que, por su lejanía o la falta de conocimiento de los inversores, no han sido todavía suficientemente explotados. Por lo tanto, suponen ocasiones que no se pueden dejar de aprovechar.
A continuación, se aportan 4 razones para invertir en esta clase de mercados.
La demografía de estos países va a más, puesto que están explorando nuevos modelos de riqueza que se asocian a un importante baby boom. A más gente, más negocio.
El crecimiento ya no se va a producir solo por exportar hacia las naciones subdesarrolladas. Ahora va a llegar de la mano de la subida de la renta per cápita autóctona.
Tanto a nivel de la recepción de inversiones como respecto a la mundialización de las relaciones económicas de las empresas nacionales.
Está ligado tanto a las innovaciones tecnológicas como al impulso que han recibido las infraestructuras.
No todas estas inversiones están repletas de facilidades, sino que lo desconocido y lo que se está desarrollando también tienen sus dificultades. Por eso, en las siguientes líneas se comentan 5 riesgos que es preciso tener en cuenta a la hora de llevar a cabo estas inversiones.
Las fluctuaciones excesivamente fuertes pueden hacer peligrar las ganancias conseguidas.
Los cuales provocan la devaluación monetaria debido a la combinación de crecimiento económico y decisiones inapropiadas respecto a la divisa.
Por el hecho de que los márgenes de negociación bursátiles son pequeños y se dan grandes cambios de precios.
Los vaivenes geopolíticos de estas zonas pueden desbaratar interesantes negocios.
Genera desprotección debido a los fraudes ocasionados por la desregulación.
En definitiva, la inversión en los mercados emergentes está plagada de buenas oportunidades, pero conviene planificar con antelación para no verse sometido a tensiones contraproducentes para los negocios.