Puesto de Trabajo Digital
LLEGA LA REVOLUCIÓN DEL SMART NETWORKING
La jornada por objetivos es una de los modelos organizativos que ya están aplicando las empresas como alternativa a la clásica jornada laboral de 8 horas en un lugar fijo. Trabajar por objetivos y no por horas se suma a otros modelos laborales flexibles como la jornada laboral de 4 días y la tendencia al teletrabajo. En cualquier caso, el fin es el mismo: obtener una mayor productividad y mejorar la motivación de los empleados. Pero ¿en qué consiste exactamente el trabajo por objetivos? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Y sus desventajas? Lo analizamos.
El trabajo por objetivos es un sistema de organización laboral que prioriza la consecución de unos resultados concretos por encima del tiempo que se está en la oficina. Es decir, mide objetivos, no horas trabajadas.
Esta forma de trabajo por objetivos y no por horas surge en un escenario protagonizado por otras tendencias como los e-nomads o las semanas de 4 días laborables, que ya se han comenzado a implementar con éxito en empresas de Suecia, Reino Unido o Estados Unidos. La finalidad, en estos casos, es lograr una mayor conciliación de la vida laboral y profesional que, a su vez, ayude a mejorar la productividad.
Si nos centramos en la jornada por objetivos, para poder implementarla es importante ser capaces de medir los resultados. Es decir, evaluar de una forma objetiva las tareas de los trabajadores y los resultados que se consiguen. Para eso se establecen unos KPI (indicadores clave de rendimiento), que son necesarios para establecer unos objetivos realistas y medibles. De esta forma los equipos trabajan por objetivos medibles, y no por horas. Y así, se puede evaluar de una forma objetiva el desempeño de cada empleado.
La implementación del trabajo por objetivos y no por horas supone un gran cambio para empresa y trabajadores. Adaptarse a esta metodología implica aplicar nuevas rutinas en la forma en la que se trabaja y en cómo se miden los resultados. Y, de hacerse correctamente, puede reportar grandes ventajas.
Uno de los principales beneficios de aplicar la jornada por objetivos es que se incrementa la motivación de los empleados, lo cual se traduce a un aumento de la productividad. Y esto resulta ser una realidad constatada. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, los países donde se trabaja menos horas, como en Dinamarca o en Noruega, tienen un PIB per cápita mayor que los que tienen jornadas laborales más extensas, como Costa Rica y México.
Para promover la motivación y con ello la productividad laboral, resulta interesante que los empresarios y directivos tomen formaciones para saber optimizar los flujos de trabajo, como este taller práctico de productividad personal, cuyo propósito es generar mejores resultados sin verse comprometido el equilibrio entre la vida personal y profesional de los equipos.
Al trabajar por objetivos se potencia la promoción del talento y, a su vez, un mayor grado de autonomía de los trabajadores. Se descubren sus capacidades y se pueden identificar los perfiles más eficientes para determinadas tareas. Por eso, al plantear objetivos por trabajo se pueden detectar más fácilmente a los empleados con mejores resultados y los que son más eficientes. Esto permite promocionar el talento y ajustar de una mejor forma las tareas con las capacidades de cada miembro del equipo.
Este tipo de jornada laboral hace que los resultados sean más sencillos de medir y facilita el análisis de las tareas ejecutadas. Permite un mejor control y la fijación de horas de trabajo necesarias para cada proyecto concreto.
El trabajo por objetivos facilita que se pueda analizar de una forma mucho más precisa la eficiencia del trabajo realizado. Los líderes de proyecto, por lo tanto, pueden detectar el talento de los equipos gracias a la medición de la productividad. Y, en última instancia, consiguen aumentar la competitividad de la empresa y mejorar los ratios de rendimiento.
Con la jornada por objetivos cada empleado puede especializarse en unas tareas específicas. Y eso contribuye a una mayor calidad en el trabajo. Se delimitan mucho mejor las labores de cada miembro del equipo, y eso significa una mayor eficiencia.
Asimismo, tener unos objetivos claros y medibles, y unas funciones delimitadas permite valorar mejor el desempeño. Lo que brinda una información muy valiosa para establecer las mejores metodologías de trabajo. Metodologías que, aplicadas correctamente, lograrán a su vez mejorar el clima laboral.
No todos los aspectos de la jornada por objetivos son positivos. Si bien es cierto que este modelo de trabajo puede reportar considerables beneficios a muchas compañías, sus particularidades hacen que no sea aplicable a todos los sectores ni a todas las profesiones. Estas son algunas de sus desventajas:
No prestar la atención y dedicar el tiempo necesario a las tareas es uno de los grandes riesgos de la jornada por objetivos. Es posible que, al querer cumplir con los objetivos marcados, se pueda caer en el error de priorizar la rapidez a la calidad. Es decir, querer acabar cuanto antes la tarea para superar el objetivo, en lugar de poner en valor la calidad. Como la gestión del tiempo que se dedica al trabajo está en manos del trabajador, son los empleados los que deben organizar su jornada para cumplir los objetivos.
La jornada por objetivos no es un modelo efectivo para todos los sectores. No se recomienda aplicar este método en trabajos de atención al cliente, el sector servicios o procesos industriales, puesto que podría comprometer la calidad del trabajo. Y es que en horarios comerciales se hace muy complicado ofrecer ese tipo de flexibilidad. En cambio, en departamento de marketing sí podrían adaptarse a este modelo.
Mientras que, si hay un sector propicio para aplicar el método, ese es tecnológico. En este ámbito, resulta muy viable aplicar el sistema de trabajo por objetivos, y puede ayudar a aumentar notablemente la productividad.
Si se quiere aplicar de una forma eficaz esta metodología se requieren herramientas de medición para valorar la consecución de los objetivos. Es decir, es necesario invertir en recursos que ayuden a medir los resultados obtenidos. De lo contrario, es muy complicado valorar la eficacia del modelo o comparar los resultados con los objetivos.
La obligación de cumplir con ciertos objetivos puede fomentar estados de ansiedad. Intentar conseguir los resultados marcados puede incrementar la sensación de estrés laboral. Del mismo modo, también pueden darse conflictos laborales por competitividad entre empleados, lo cual puede afectar al trabajo en equipo, al caer en la tentación de centrarse únicamente en los objetivos personales.
En definitiva, la jornada por objetivos permite que sean los propios empleados los que organicen su tiempo como crean conveniente. Al trabajar por objetivos y no por horas, se facilita la conciliación de la vida laboral y profesional. Eso aumenta la motivación y mejora la productividad. Pero no hay que olvidar que para que este tipo de modelo funcione hay que dedicar los recursos necesarios. Y definir unos objetivos que sean realistas y medibles, Medibles para asegurar que no se pierde calidad en las tareas realizadas. Y realistas para evitar generar estados de ansiedad y estrés laboral en los equipos.