De la estrategia a la emoción, de los procesos a la motivación y de la formación a la inspiración. Vivimos una realidad en la que el liderazgo emocional se posiciona como el gran handicap para los líderes empresariales, sea cual sea su sector. «Si no reconocemos a las personas lo que hacen, podemos estar seguros de que hemos dado el primer paso para que todo deje de funcionar».
Precisamente con esta reflexión comenzaba Inma Puig su intervención en el primer ‘Foro sostenibilidad y valores: la nueva ventaja competitiva’ organizado por APD y Cruz Roja en Santiago de Compostela el pasado mes de noviembre.
La que fuera psicóloga del FC Barcelona durante 15 años resaltó durante su intervención la importancia de poner en valor a las personas dentro de las organizaciones. «La revolución industrial cambió la vida de las personas y la empresa. Estamos inmersos en la revolución tecnológica pero, si no abordamos la revolución emocional, no habremos conseguido nada», advirtió.
Puig no quiso dejar pasar la oportunidad para recordar a los asistentes que es fundamental «escuchar el doble» si queremos es entender al otro: «El ser humano, una vez tiene las necesidades básicas cubiertas, prefiere sentirse querido antes que pagado«.
Si no reconocemos a las personas lo que hacen, podemos estar seguros de que hemos dado el primer paso para que todo deje de funcionar
La experta puso sobre la mesa algunas de las principales herramientas que alberga este tipo de liderazgo como el conocido como salario emocional, el cada vez más implantado teletrabajo o el fomento de la cultura de la salud en las organizaciones.
Emocionar, atraer, enamorar y compartir. Porque, como recordaron todos y cada uno de los expertos protagonistas del foro, hoy no basta con tener una cifra de ventas o una buena rentabilidad.
María José Louzao, directora en Galicia de Applus y José Manuel Iglesias, presidente de Grupo Cetus protagonizaron la primera mesa de la mañana, moderada por José Luis Cabarcos, Director en Galicia de APD. Los expertos aprovecharon para exponer cómo trabajan sus respectivas organizaciones en materia de RSC y presentaron diferentes medidas concretas.
En este sentido, la directora de Applus destacó su apuesta por «la flexibilidad horaria, no organizar reuniones o no realizar llamadas fuera del horario laboral». Medidas emocionales que suponen un coste importante para paliar las demandas del talento actual.
Son cada vez más las compañías que aplican medidas emocionales. De hecho, las empresas que ya aplican medidas emocionales son las mejora valoradas entre los millennials. Y quienes se queden atrás o se esperen a que una normativa les exija aplicarlas, están perdidas. Porque, tanto Louzao como Iglesias coincidieron en alertar sobre el gran coste reputacional que tiene hacer las cosas mal.
No queda tiempo, es imprescindible establecer unas líneas concretas de acción en RSC de una manera voluntaria, antes de que exista una legislación las empresas sea obligadas por la legislación. ¿Cómo?
Tras una pausa para compartir impresiones sobre la primera parte del foro, comenzaba la segunda mesa de la mañana con las intervenciones de Margarita Hermo, directora de Relaciones Institucionales de Corporación Jealsa, Gabriela González, directora de Responsabilidad Social Corporativa de Vegalsa y Nuno Cosme, director corporativo de RSC “Planeta y producto” de Grupo Nueva Pescanova, moderada por Rocío Ovalle, coordinadora de la Asamblea de Santiago Cruz Roja.
Las tres organizaciones presentaron diferentes proyectos de RSC que llevan a cabo dentro de sus empresas, todas ellas coincidían en que hacerlo bien no cuesta más, simplemente se trata de buscar la manera de hacerlo mejor.
Estamos inmersos en la revolución tecnológica pero, si no abordamos la revolución emocional, no habremos conseguido nada
Margarita Hermo destacó que “lo fundamental es que las empresas seamos conscientes de que tenemos que poner nuestro grano de arena en la sociedad y cuidar el planeta para las generaciones futuras”.
Por su parte Gabriela Gómez, de Vegalsa incidió en la importancia de crear alianzas estratégicas con otras organizaciones y con el tercer sector, con quienes realizan diferentes proyectos sociales.
Nuno Cosme, del Grupo Nueva Pescanova, coincidía con sus compañeras de mesa y apuntaba que “aunque todavía queda mucho por hacer, es importante poner en valor lo que ya estamos haciendo bien y no criticar todo lo que queda por hacer”.
El foro concluyó con deberes para todos: las organizaciones de hoy tienen conseguir una sociedad más comprometida, responsable y eficiente. Valores que emocionan, sí, pero que deben ser liderados en plena vorágine de la revolución emocional.