El salario emocional es la retribución con carácter no económico que percibe un empleado y cuyo fin es satisfacer las necesidades personales y profesionales para mejorar su calidad de vida. Pero, ¿crees que es necesario y prioritario que las organizaciones empiecen a reformular sus retribuciones?
Algunas empresas ya han empezado a percibir los beneficios y las ventajas que supone y cómo favorece la calidad de vida de sus empleados repercutiendo directamente en su productividad laboral. Aunque si estás leyendo este post es porque aún muchas de ellas no saben lo qué es y mucho menos como ponerlo en práctica sin realizar grandes inversiones.
Es necesario aclarar que el salario emocional no supone una subida porcentual del sueldo, se trata de recibir prestaciones que activen la motivación del empleado y por consiguiente su productividad y eficiencia en el desarrollo de su trabajo. Además, el salario emocional es considerado el pilar más sólido en una estrategia de Employer Branding, siendo habitual que un trabajador con un buen salario emocional recomiende su empresa y se convierta en un prescriptor de la marca.
Cuando los asalariados comienzan a reivindicarse en su lucha por conseguir más derechos, las empresas comienzan a buscar nuevas formas y modelos capaces de aumentar la productividad de los trabajadores.
A principios del S.XX se implanta la metodología de los incentivos por objetivos, comprobando en poco tiempo el éxito de su aplicación, que supuso un aumento sustancial en los beneficios empresariales. Aunque más allá de los incentivos se descubrió que el principal motor que hace funcionar a una organización y hasta duplicar sus ingresos es la motivación que perciben los trabajadores y su estado de compromiso y felicidad en su día a día.
Apostar por el salario emocional tiene beneficios tangibles para la organización. Es un hecho que los empleados son cada vez más exigentes y necesitan poder conciliar la vida profesional con la personal.
Y por ello su aplicación es cada vez un asunto más urgente y prioritario en la agenda estratégica de las empresas. Los beneficios de percibir un salario emocional son muchos y no se pueden comparar con subidas salariales al uso.
Si somos capaces de ofrecer un salario emocional atractivo disminuimos la rotación y con ello los costes de contratación y formación.
Según algunos estudios el salario emocional es percibido de manera diferente en función del rango de edad, así se concluye que las personas mayores priorizan en beneficios relacionados con la salud y las pensiones y los más jóvenes prefieren flexibilidad horaria, teletrabajo o acceso a formación interna.
Son muchos los beneficios sociales que podemos ofrecer y percibir dentro de un salario emocional y su cantidad y calidad determinará nuestro compromiso y relación de confianza con la organización. Algunos de estos incentivos laborales son:
Tradicionalmente se pensaba que el horario fijo era el más adecuado para la organización y sus trabajadores pero con el tiempo se ha demostrado que hay personas más productivas por la mañana y otras que lo son más por la tarde. Por eso ofrecer horarios flexibles resulta una motivación para los trabajadores.
Brindar oportunidades de crecimiento profesional es un beneficio que contribuye a la retención de talento y que resulta muy atractivo para empleados que deseen promociones internas.
Es un beneficio muy frágil y difícil de implantar en las organizaciones ya que no todos los puestos pueden asegurar su correcto desempeño desde la distancia. Este beneficio contribuye a la conciliación personal y puede llegar a ser uno de los beneficios más atractivos que podemos ofrecer.
Si se establecen alianzas con centros de recreación como gimnasios o grandes almacenes podremos ofrecer descuentos o tarifas de bajo coste para los empleados.
Una buena ubicación, acceso a servicios o parking cercano a nuestro puesto de trabajo son algunas de las comodidades que nos atraen y que nos hacen quedarnos en un puesto de trabajo por tiempo.
Es lógico que una organización quiera que sus empleados estén comprometidos y sean fieles a su trabajo. Pero ¿crees que resulta sencillo aplicar un salario emocional con aspectos como la flexibilidad horaria, la conciliación o el teletrabajo?
La respuesta es claramente no. Venimos de un modelo de trabajo caracterizado por la cultura del presencialismo que nos deja temor y desconfianza para teletrabajar o para dejar que los empleados elijan su horario laboral en base a sus propios criterios.
