Reconocido por APD como Directivo del Año 2025 en Cantabria, Alberto Martínez Lebeña asume este galardón con gratitud y sentido de responsabilidad, como un reconocimiento a la tarea directiva en un tiempo de transformación profunda. Desde su visión, liderar no es solo gestionar, sino inspirar sentido, aportar certidumbre y generar confianza en medio de la complejidad. Al frente de Mutua Montañesa, ha impulsado una cultura donde la innovación tecnológica se pone al servicio de las personas, con proyectos como Luka o el Faro del Absentismo. Su propósito es claro: fortalecer la colaboración público-privada y garantizar la salud laboral como un bien común, conjugando eficiencia, humanidad y compromiso social.
Recibo este reconocimiento con una mezcla de gratitud y responsabilidad. Gratitud hacia mis compañeros, porque el liderazgo es siempre un deporte de equipo; y responsabilidad, porque sucede a profesionales de un nivel extraordinario.
Creo que este galardón pone en valor una faceta esencial y poco visible, la tarea directiva en tiempos de transformación profunda. Ser directivo hoy exige, más que nunca, vocación de servicio, determinación y resiliencia. No se trata solo de gestionar, sino de inspirar sentido y aportar certidumbre en medio de la entropía, haciendo que las cosas ocurran, no solo acontezcan.
La ingeniería me enseñó el rigor; las multinacionales, la escala y el impacto de las decisiones. Pero lo esencial ha sido siempre comprender que las personas, la cultura y el propósito son el verdadero motor de cualquier organización.
He aprendido que el mérito, el esfuerzo, la dedicación, el compromiso y la sinceridad radical son los cimientos de la excelencia, y que el liderazgo, especialmente, el intermedio, es el eslabón donde se ganan o se pierden las batallas en el camino hacia el propósito.
En Mutua Montañesa lo vivimos con una convicción profunda: somos personas que ayudan a otras personas en momentos delicados de su vida. Eso nos obliga a combinar eficiencia con humanidad, innovación con propósito y resultados con la vocación de servicio.
La innovación no es un fin, es una actitud. En Mutua Montañesa la entendemos como una herramienta estratégica para cuidar mejor, decidir mejor y servir mejor. Cada iniciativa tecnológica nace de una pregunta sencilla: ¿mejora la vida de nuestros profesionales o de las personas a las que atendemos?
Innovar implica repensar procesos, medir impacto y escalar lo que funciona. Pero, sobre todo, acompañar a las personas en el cambio: comunicar el porqué y el para qué, formar y facilitar la adaptación. No existe transformación digital sin transformación cultural. En Mutua, la innovación tecnológica es ya parte intrínseca de nuestra identidad.
Nos encontramos ante una coyuntura extraordinariamente compleja. El absentismo laboral ha alcanzado cifras históricas, sin parangón, y la sostenibilidad del sistema exige respuestas eficaces y coordinadas. El uso eficiente de los recursos públicos está unido indisolublemente a la sostenibilidad del sistema de protección social que tenemos en España.
Las mutuas colaboradoras somos un ejemplo tangible de colaboración público-privada exitosa. Más de 120 años, en el caso de Mutua Montañesa, aportando eficiencia, rigor y valor al sistema de protección social, atendiendo a más personas que nunca con menos recursos.
Nuestras prioridades son claras: ofrecer el mejor servicio posible a todos nuestros grupos de interés; contribuir a la eficiencia y sostenibilidad del sistema de Seguridad Social; y proteger el valor de nuestros profesionales más críticos para la prestación del servicio. En definitiva, mantener vivo el propósito que nos inspira: cuidar de quienes trabajan, garantizando la salud laboral como un bien común.